Wednesday, November 30, 2005

Last days

Last Days

Una larga fila de pequeños pinos y encinos se abre sobre la tierra humedecida y cobijada por las hojas secas. Blake avanza con la mirada en el suelo, con la cara siempre hirsuta. El espectador tiene varios minutos para contemplar la escena y las que le siguen hasta el final de la película.

Esta última obra de Gus Van Sant recuerda (además de que se inspira en la vida de Kurt Cobain) a una plástica estilo "El sacrificio" de Tarkovski y otras películas (ahora me viene a la cabeza Dersu Uzala).

Hay una escena en Last Days con un dolly (no olviden el final de la película de Tarkovski) que se aleja lentamente y que llevó más de siete tomas hacerla: El actor Michael Pitt, hace loops con dos guitarras y voz, de manera que los riffs y los gritos se repiten dentro de un tiempo, cuando hay suficientes sampleos de los instrumentos, toca la batería para acompañarlos hasta terminar en la conocida apoteosis nirvaniana.

Una de las mejores escenas del cine que he visto.

Monday, November 28, 2005

Finding Monelle

Hay un tipo de mujer (sobre todo para los artistas) que es un acertijo: En los momentos en que uno se halla solitario por el abandono de un viejo amor, o por un despiste poético, alguien sale de la niebla blanca... Una mujer que es tan pequeña como una niña, y tan sabia y madura como la manzana que comemos del frutero, nos da la mano y nos envuelve en su tibio cuerpo. Alguien te saca, sólo te saca porque no vuelves a verla nunca.

En la India se le llama Mohini
Julio Cortázar la nombra Maga
Schwob: Monelle (Marcel Schwob inmortaliza a esta joven y le da los nombres de Sonia por Crimen y Castigo, Ana por la amante de Napoleón, y otras que ahora no recuerdo).

Hace bastante tiempo me encontré a un indigente que usa falda escocesa. Me acerqué para darle media bolsa de bolillos (solía comprar pan en la "La espiga"), y de paso saber un poco de su vida. Supe de su boca que era escocés (aunque su acento parecía más bien del norte de México), y que había conocido a una marinera en el puerto de Edimburgo, hija de piratas del sur de Inglaterra. Se enamoró tras conocerla y pasar una noche entera en las piernas del bosque. Luego ella desapareció. En lugar de esperarla en el puerto, como hacían muchas campesinas que también se enamoraban de los marineros, él decidió buscarla por todo el atlántico hasta que llegó a México. Creyó que se trataba de las usuales chanzas del destino y comenzó caminar con esperanza de encontrarla. Cuando lo conocí, calculó quince años de búsqueda. Pensé que le haría falta una Monelle y le regalé el libro que comienza más o menos así:

Monelle me encontró en la llanura cuando yo andaba errante y me dijo:
—So yo, y no soy yo.— Después me habló de las pequeñas rameras.


Luego me enteré por un cantinero que en realidad el indigente era de Monterrey y llegó a la ciudad para, en efecto, casarse con una joven que había conocido en los bailes de danzón que se realizan todos los domingos en el centro de la ciudad norteña y que cuando llegó a esta primavera eterna ciudad, ella ya estaba casada. Comenzó a beber y luego se volvió loco.
Lo de la falda es porque (según me dijo el cantinero) la joven se fue a vivir a Esocia con su marido y puso un restaurante de comida mexicana. Ahora les va muy bien y contrantan gente de por acá.

Thursday, November 24, 2005

Top 10 inicios

Aquí va una lista top 10 de mis incipits preferidos:

10. Mucho tiempo he estado acostándome temprano. (Por el camino de Swann)

9. Abandonad toda esperanza al traspasarme (inicio de American Psycho, inspirado en el infierno de dante)

8. En un atardecer a principios de julio... (Crimen y castigo)

7. Estás a punto de leer la última novela de Italo Calvino Si una noche de invierno un viajero... (Si una noche de invierno un viajero)

6. Hablo en el umbral de este libro porque he sido el útlimo que ha conocido las ceremonias... (La ruina de Kash)

5. Call me Ishmael (Moby Dick)

4. un sauce de cristal, un chopo de agua... (Piedra de Sol)

3. La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita. (El aleph)

2. y es una historia que te podría aburrir, pero no tienes que escuchar, me dijo ella... (Las leyes de la atracción)

1. En un lugar de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme... (Quijote)


Hay otros, pero éstos han marcado mi memoria de manera tajante.

Tuesday, November 22, 2005

Ucello y el poeta

Paolo Ucello no quiso saber nada más del mundo que no fueran las líneas y su perspectiva. Inició su formación artística en el taller del escultor Ghiberti, pero pronto se alejó de los pintores del momento. Compró una casa en Florencia donde se encerró por muchos años.

Un día, a cada crítico de arte de la ciudad le llegó una invitación

"Paolo Ucello, lo invita a la revelación de la pintura
la crucifixión de Jesús el martes después de las cinco."
Llegaron todos los invitados a la casa, Paolo comentó que era su mejor obra, (incluso mejor que sus "condotieros") y que pronto averiguarían por qué. Después hizo descender la manta que cubría un lienzo de dos y medio metros de ancho por cuatro de largo. Cuando cayó la manta, los ahí presentes se quedaron mudos. La obra mágnifica de Ucello era sólo líneas, trazos geométricos que no formaban ninguna figura, unidos en vértices y dispersos en el cuadro.
Los críticos pensaron que el maestro del Quattrocento se había vuelto loco.
Esa obra quedó en el olvidó, Marcel Schwob sólo la refiere en sus Vidas imaginarias, pero el poeta neorromántico, Clementino, asegura que años después se utilizó de leña para calentar la casa de los abuelos de Mondrian.
Como haya sido, le conté esta historia a un amigo que, creo yo, sigue los mismos pasos que el pintor renacentista. Él es un poeta brillante y destacado por escribir bien desde sus diecisiete años. Cuando fui a su casa (un pequeño cuarto que rentaba en el Barrio Antiguo de Monterrey) a tomarme unas cervezas, quiso mostrarme su mejor obra en ese entonces: me enseñó triángulos equiláteros, trazados a veces con palabras, a veces con líneas a mano alzada.
Cuando le hablé acerca del artista florentino comenzó a saltar de un lado a otro, dibujó algunas figuras en la pared, rediseñó su triángulos y borró los anteriores.
Contrariado por la situación preferí irme.
Ahora mi amigo trabaja de obrero en una fábrica, sigue haciendo muy buena poesía. En ocasiones me escribe para darme algunos pormenores de su vida y asegura que está por encontrar la forma de hacer poemas fractales perfectos.
Me pregunto cuántos artistas llegan a esos momentos de lucidez tan raros. Es evidente que Ucello antecedió la obra de un pintor holandés, y aunque no estoy seguro de que la poesía de mi amigo lo haga también, lo que me asombra es la suerte de la abstracción, lo magnífico que llegan a ser las líneas perfectas. Al final, eso explica por qué tenemos la sensación de que vemos tres dimensiones en una pintura, y por qué un par de palabras evocan espacios tan gigantescos.

Thursday, November 17, 2005

Dioses

Cuenta Baudelaire que una mañana de 1851 París despertó.
Varios intelectuales se habían reunido a atestiguar el evento: "una revolución". Uno de los jóvenes que asistieron propuso un brindis al dios Pan.
—Qué tiene que ver el dios Pan— preguntó el poeta.
—Cómo que qué tiene que ver, él es la revolución.— respondió el joven intelectual.

El incrédulo Baudelaire pidió una explicación al respecto y otro jóven alzó la mano:

—Hoy Juno me ha lanzado una mirada favorable, una mirada que me ha penetrado el alma. Estaba yo triste y melancólico en medio de la multitud, mientras miraba el cortejo e imploraba con ojos amorosos a aquella hermosa divinidad, cuando una de sus miradas, benévola y profunda, vino a aliviarme y a darme valor.

Baudelaire se asustó porque pensó que se trataba de gente loca. Juno no era más que una actriz llamada Ernestine que trabajaba en el circo Hippodrome y que representaba a la diosa Juno cuando el joven pagano la vio confundido.

—Será Ernestine, pero el efecto moral ya se ha producido y considero esa mirada un gran presagio—ultimó el pagano.

Con esto se cerraba un ciclo en la época parisina (y en toda Europa) e iniciaba otro. Como quiera que fuera los dioses regresaron a habitar con nosotros de nuevo.


:He visto a Hefesto en el crucero de Plutarco con Azteca de Cd. Guadalupe. Él es esposo de la hija de la espuma del mar y él es espuma de cerveza. (Siempre pregunta si se sabe algo de Ares y Afrodita) Me ha visto y he comprendido que seguiremos adormecidos por su espuma.

Tuesday, November 08, 2005

Mi hermano Jimmy


"eres un pendejo, eh, pero me caes bien, jeje,
podemos ser amigos"
Fragmento de una canción de Jimmy e Irving Juárez

Wednesday, November 02, 2005

Ellis

Una conversación que oí a la hora del almuerzo el otro día:

Chico: Creo que deberíamos dejarlo.
Chica: ¿Dejar? ¿Qué? ¿Esto?
Chico: A lo mejor.
Chica: ¿Dejarlo, dices? Bueno.
Chico: A lo mejor.
Chica: ¿Es por lo de Europa?
Chico: No, no sé por qué.
Chica: Deberías dejar de fumar.
Chico: ¿Por qué no lo dejamos?
Chica: Tienes razón. La cosa no funciona.
Chico: La verdad es que no sé... Eres tan guapa
Chica: También tú eres guapo.

etc.

Tuesday, November 01, 2005

Historia de Ateh

El espejo lento es un espejo que tarda en reflejar la luz. Así, si yo muevo una mano frente a él, la mano reflejada se moverá segundos, minutos, incluso horas después. Se adjudica este invento a los jázaros, pero su verdadero creador fue San Ludovico de Amberes, al fabricar una mezcla de gases nobles y mercurio capaz de gelatinizar las partículas de luz y hacerlas lentas.

Fue un espejo lento el que mató a la princesa de los jázaros, Ateh:

Cuenta la leyenda de que cada mañana la princesa llamaba a un séquito de ciegos para que le escribieran en los párpados el alfabeto prohibido jázaro. Este alfabeto era mortal cuando se leían sus grafías. Un silencio en la mirada de Ateh traía consecuencias funestas. No se sabe quién le dio el espejo, pero quien lo hizo también le regaló un espejo rápido. El espejo rápido, por el contrario, era un reflejo adelantado (San Ludovico revirtió la mezcla para su invención).

Una noche, antes de que le quitaran el alfabeto de sus párpados, la princesa volteó a ver los dos espejos y de inmediato murió.

Milorad Pavic cuenta en su diccionario jázaro, que Ateh pereció al momento de ver su pasado y su futuro al mismo tiempo. Los ciegos fueron ejecutados por orden del rey y con su muerte las letras de dicho alfabeto dejaron de existir.