Monday, August 20, 2007

Histri-oria

Damian Dávalos había dejado su último trabajo y se disponía, con todas las ganas del mundo, a conseguir otro. Era una clara mañana de jueves. Dávalos se miraba al espejo y, con gusto, se hacía el nudo de la corbata. Por fin había logrado peinar el horrible gallo que muchos años lo distinguió.

Damián salió a la calle y tomó un ruta 5.

El ruta 5 lo llevaría a su primera entrevista de trabajo. Iba algo llena y muchas de las personas se le quedaron viendo cuando subió. La verdad es que el traje iluminaba el pesero, y seguramente –pensaba Damián– la gente que lo veía de esa manera, era porque envidiaba su hermoso conjunto gris.

Tras varias calles, dos semáforos en verde y uno en rojo, un señor que estaba sentado al fondo del camión se acercó y le preguntó, tomándolo por sorpresa:

–Discúlpeme, buen hombre, pero tengo la inevitable inquietud de hacerle una pregunta.

El corazón de Damián Dávalos arrojó una sonrisa en forma de rubor.

–Dígame –dijo, y ya pensaba en darle el nombre de la tienda que vendía esos trajes.

–¿No es usted, acaso, el payasito Mandibolón?

Una señora que iba al frente escuchó la conversación de estos dos personajes y de inmediato volteó:

–Ya decía yo –dijo– que lo había visto en alguna parte. ¡Pero si es usted el gracioso payasito Mandibolón! Estuvo en la fiesta de mi sobrinita, María.

Algunos de los demás pasajeros también murmuraron algo parecido a un "sí, claro, pero si es igualito, sólo que sin su cara pintada y su hilarante gallo".

Faltaban pocas cuadras para llegar al trabajo cuando esto sucedió, así que exMandibolón se bajó de inmediato. Trabajó tantos años en peseras y fiestas infantiles que la gente ya lo identificaba en cualquier parte de la ciudad, y como nunca salía sin su atuendo, no se había percatado de ello. Durante aquellos años lo ignoraban cuando iba por la ciudad porque lo veían como parte de la escenografía citadina, pero ahora que había cambiado llamaba mucho más la atención.

ExMandibolón llegó a la puerta de Pigmentos y Oxidos –Dávalos había estudiado ingeniería química–, se quedó un rato con la mano sujetando la manivela. Damián quería ser una persona ordinaria, estudió con mucho esfuerzo una carrera que le brindaba mejor futuro que si fuera un payaso, pero sobre todo anhelaba ser común. Dávalos quería una vida normal.

Al final el ex payasito no entró. Hizo una imagen de como sería su vida durante los primeros años de ingenierio químico y conluyó que sería imposible ser ordinario como un ex payaso venido a químico. A la gente, se dio cuenta, le parecería más ordinario y común y corriente que fuera un payasito.

2 Comments:

Blogger Jorge Saucedo said...

Con madre. O de lo que puede lograr el hábito de la excelencia.

12:55 PM  
Blogger Aurelio Green said...

Eso champs, sigue siendo excelente mi pater, excelente

8:13 PM  

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