Friday, July 13, 2007

sobre las ultimas horas

John Seagle se quedó como encargado del negocio de su padre durante varios meses, mientras éste viajaba por las junglas monzónicas de Maharashtra. Nada rudo para John que aún no descubría su vocación. Su empleo –era una fábrica de cartón– consistía en mantener a los clientes y de ser posible, conseguir más. Al paso de las semanas, el joven Seagle se dio cuenta de que las personas con las que trataba eran sumamente ordinarias. John Seagle sintió asco de sí mismo, él creía que estaba destinado a ser sobresaliente. Cuando regresó su padre, el Sr. Donald, estaba tan feliz de lo que había hecho su hijo, pues durante esos meses los números habían crecido notablemente, que le dejó la fábrica. Seagle hijo, confundido, continúo un par de meses más, juntó 25 mil pesos y compró la pistola con la que se mató un jueves de invierno por la mañana.

Mientras, volaban las palomas.

3 Comments:

Blogger Jorge Saucedo said...

Mejor que se compre un halcón milenario e intente volar en él. Yo digo.

10:15 AM  
Blogger Ana Jácome said...

Esas cosas pasan mientras vuelan las palomas...a veces, pienso, que es su aleteo, tan citadino, el culpable.

12:32 PM  
Blogger Aurelio Green said...

Algo más sobre John Seagle...

He pensado últimamente –y por cosas que he vivido– que el suicidio tan repentino de Seagle no le permitió darse cuenta de la naturaleza obvia de las personas: no hay gente extraordinaria, no de la forma que Seagle creía. Una vez me topé con un famosísimo artista, alguien que yo admiro y que creo que está loco. Pues bueno, lo conocí, le limpiaba la saliva a su hija de 4 meses y platicaba de pañales y cosas por demás ordinarias. Este artista ya estaba cansado de vivir en un mundo sobresaliente, la verdad es que no podemos escapar de lo común. Si Seagle hubiera esperado un poco para darse cuenta de esto, quizás habría terminado en un valle de trigo buscando hadas...

10:57 AM  

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